De un tirón

El otro día, el barbudo salió de excursión nocturna. Es difícil dormir sola cuando te has acostumbrado a tener compañía… Así que a las 3 de la madrugada me desvelé, y ahí tuve que encender la luz y ponerme a leer. Fue estupendo al fin y al cabo porque me leí de un tirón “Líbranos del bien”, de Donna León. Este Brunetti da gusto leerlo, porque no viene sabiendo las cosas, sino aprendiéndolas poco a poco. No tiene pretensiones, pero hace su función. Y siempre es fantástico encontrarse con los personajes conocidos.

 Recomendable.

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Braojos otra vez

El otro día casi por casualidad regresé a Braojos después de muchos años. Fue resultado de una excursión ligeramente fallida, bendita excursión. Es maravilloso ver cómo este pueblo sigue defendiendo sus raíces y su cultura. Y cómo la gente, amiga de hace muchos años, resulta maravillosa en el reencuentro. La Plaza de Julio Burriel (Buriel por error de una alcaldesa poco espabilada) fue nuestro punto de llegada. La iglesia, cuidada y conservada por Julia y su marido regresados a vivir permanentemente en el pueblo, Gema que nos contó su nueva vida, y muchas otras personas que nos fueron saludando y con las que recordamos momentos y personas. Maravilloso. El pueblo está muy cuidado, como la Iglesia, y se nota que hay cada vez más servicios y posibilidades. Volveremos pronto.

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Bodas, y casi bautizos

El fin de semana ha sido genial (y agotador). Se casaron Lucía y Víctor en el campo, el sábado por la mañana. Se casaron Palomi y Pancho el sábado por la tarde, en Aranjuez, con bailongo hasta altas horas. Y el domingo vinieron Mayte y Elena con sus niños, y aprovechamos para encontrarnos en un prao de Colmenar con Almudena, Nuria, Sonia y sus criaturas también… Para acabar de rematar una jornada entrañable, aparecieron por allí Óscar y Eva con Montse y Fran… ¡y Marina, que acaba de cumplir un rico mes…!

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El último día de las vacaciones

Esto ya está sanseacabándose. Hemos pasado el día en Madrid, en casa de la Yaya, mientras La Zolocha trabajaba lo que podía. El Yayo está muy resfriado y ha ido al médico para que le manden un antibiótico. A ver si con eso salimos adelante. Tenemos muchos nervios por los preparativos de la/s boda/s del finde. Ahora nos pondremos a preparar otro “estreno”: lo que hay que llevar mañana al cole para empezar de nuevo… The Little One dice con gran ilusión “¡Yoli, Yoli, Yoli!”, encantada de reencontrarse con su profesora. Los demás mantienen un significativo silencio.

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Lobatos en mano

Ya han llegado los lobatos. Están cansadísimos, con los mofletes asorratados, todos ellos pringosos, pero muy contentos. The Big One dice que lo mejor ha sido el partido de balonmano con globos en la barriga que han jugado hoy (aunque en ese mismo partido ha perdido una pelotita de goma con la imagen de Supermán y estaba muy triste por eso).  The Middle One dice que lo mejor ha sido “la hora libre”. Han comido regular y dormido mal, con frío y una lobata que canta por la noche, interrumpe, y casi se carga la tienda de campaña. Vivan los campamentos, o, bueno, eso diríamos si no estuviéramos agotados…

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Hola desde La Zolocha

Este primer saludo se destina a un viajero muy intercontinental que no sabemos si podrá consultarlo. The Little One almuerza abajo mientras su madre (la Zolocha en cuestión) empieza a escribir arriba, mirando por la ventana del estudio a un cielo dubitativo que no termina de decidirse a dejar pasar el sol. Al menos no jarrea, y podremos ir a buscar a los campamenteros. Guillermo nos ha pedido que traigamos a Rosana, así que The Little One se quedará con mucho gusto en casa de Luki.

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Restauración de libros

Esta mañana, después de terminar de ver Mary Poppins, the Little One y su madre hemos estado restaurando libros. Hemos arreglado bastante “La casa de Lupe” y hemos arreglado muchísimo “Néstor el jardinero”. Los dos estaban para restaurar desde que la propia Little los había destrozado “cuando era pequeña y no sabía leer” porque ella “miraba por el ombligo y veía que los hermanos rompían los libros cuando eran pequeños”. Ahora dice que aprecia más los libros, y que ya nunca jamás volverá a estropearlos. Ya veremos.

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